El mito de Medea nos habla del arquetipo de la bruja, una mujer autónoma, invadida por grandes pasiones y férrea capacidad de decisión.
No tuve la osadía de ocupar el papel de Helena, aunque unos años más tarde deseé muchas veces ser raptada por un joven hermoso y conducida a tierras muy lejanas.
Divagues sin divagar, dos puntos en el universo buscando lo inexplicable y ahí está el escenario y la escena comienza, es posible cruzar la línea y que suceda la magia?
Muchos años después entendí el mensaje de mi padre. La importancia del otro, la existencia del otro, la interferencia del otro en mis logros.
“…lo siento cada día, como el viento que sopla demasiado fuerte, arrasa y traspasa, sin tiempo, buscado sin tiempo, esperado…”
Y empieza un principio sin final y recorren días y noches sin temor, sin prejuicios, sólo de manera natural. Y es posible que la pregunta sea por qué escribimos… puede ser que la respuesta sea no preguntarse por qué…
…a veces nos preguntan por qué escribimos… y es por cada momento mágico, cada día especial, único en el que se crean universos y ninguna estrella es igual...
…Y puede ser que la vida sea una serie de consecuencias de interminables cadenas de sucesos deseados, sentidos, en vuelo hacia lo real… tal vez.
Siempre tan lejos y tan cerca, un círculo perfecto, una conexión perfecta con la valentía de saber en qué se cree y adonde ir…
…Y el universo se desestabiliza entre lo conocido y lo desconocido, entre misterios que rompen moldes y delirios que no provocan temores, solo desafían las leyes superiores y avanzar haciendo equilibrio sobre olas en movimiento y rozar el cielo…
Lobos Magazine