Muere el escritor checo Milan Kundera, autor de "La insoportable levedad del ser", a los 94 años
El éxito de Kundera en los años ochenta, con traducciones a decenas de lenguas y adaptaciones cinematográficas, descubrió para una multitud de lectores un mundo narrativo singular, una literatura culta y a la vez legible que combinaba el placer del relato, tras años de arideces experimentalistas, con la novela de ideas. Descubrió también para muchos Europa central en víspera del momento definitivo de toda una generación de europeos: la caída del Muro de Berlín. El autor de Los testamentos traicionados fue, como sus contemporáneos del boom en América Latina, el heredero y reinventor de una gran tradición literaria, en su caso la de la gran novela europea de raíz cervantina; y un descubridor del continente que llevaba cuatro décadas oculto tras el telón de acero y sometido al totalitarismo de Moscú.
Milan Kundera, uno de mis faros en los albores de nuestra débil democracia a principios de los cambiantes, confusos y esperanzados ´80, una continuidad una línea en los intrincados laberintos del alma, una línea rara en mis pensares después de Fiódor Dostoievsky, de mi admirado Julio Cortázar, en ese orden de tiempos… y tal vez… sólo tal vez, comprender que al decir de Milan Kundera:“Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será”. –DEL EDITOR-
El novelista checo Milan Kundera murió, según informó la Biblioteca de Moravia, una organización de investigación financiada por el Estado, en Brno, ciudad natal del escritor. Kundera tenía 94 años.
"Milan Kundera, autor checo-francés que figura entre los autores más traducidos del mundo, falleció el 11 de julio de 2023 en su apartamento de París", informó la biblioteca en un comunicado.
Kundera murió el martes, aunque la noticia no se conoció hasta este miércoles. Tenía 94 años. Su salud se había deteriorado en los últimos tiempos y había perdido la memoria. Le sobrevive su esposa, Vera. No tenían hijos, pero sí un nutrido grupo de amigos y admiradores en París, donde vivía desde principios de los años ochenta, en varios apartamentos del distrito VI, cerca del hotel Lutetia, la calle Cherche-Midi y el Jardín de Luxemburgo. Hasta hace unos años, todavía se le podía ver pasear por estas calles, no de incógnito, pero sí con la discreción de quien formaba parte del paisaje de este rincón de la rive gauche, cogollo del barrio literario de la capital. Lejos de ser un eremita, hacía vida social, aunque llevaba casi cuatro décadas sin dar, por principio, entrevistas a la prensa. Se ocultaba a plena vista.
Milan Kundera insistía en que, como descripción biográfica en sus libros, constasen solo dos frases: “Nació en Checoslovaquia. En 1975, se instala en Francia”. El resto no importaba, ni el autor, ni los detalles de vida, ni sus ideas. Lo que contaba era su obra, clásicos de la segunda mitad del siglo XX como La broma o La insoportable levedad del ser y ensayos como El arte de la novela o El occidente secuestrado, editados en castellano por la editorial Tusquets. Él, que fue un ferviente comunista en su país durante el apogeo del estalinismo, rehuía de las ideologías y repudiaba la biografía. La escueta nota biográfica que quería para presentar su vida ya tiene su frase final: “Nació en Checoslovaquia. En 1975, se instala en Francia. En 2023 muere en París”.
Kundera, autor de "La insoportable levedad del ser", era conocido por sus relatos ingeniosos y tragicómicos, a menudo entrelazados con profundos debates filosóficos y retratos satíricos de la vida bajo la opresión comunista.
Kundera, que nació en abril de 1929 en Brno, Checoslovaquia, formó parte de una influyente generación de escritores, cineastas e intelectuales checos que alcanzaron la mayoría de edad durante los turbulentos años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Como muchos de esa generación, Kundera se unió al Partido Comunista cuando tomó el poder poco después de la guerra y fue, durante algún tiempo, un firme creyente en su ideología. Fue expulsado del partido en 1950 por criticar al régimen, pero su afiliación se restauró unos años más tarde.
Como escritor exitoso y académico solicitado, se convirtió en una influyente voz crítica dentro del partido durante el período de liberalización a fines de la década de 1960 que se conoció como la Primavera de Praga. Fue durante esta época que se publicó su primera novela, “La Broma”.
Ese libro, una mirada profundamente satírica sobre la venganza ambientada en el país totalitario, se convirtió en un éxito de ventas en el país y en todo el mundo. Y fue este libro, y las actividades de Kundera durante la Primavera de Praga, lo que más tarde le costó casi todo lo que apreciaba.
En agosto de 1968, una invasión soviética acabó abruptamente con el sueño de una versión más democrática del socialismo. A principios de la década de 1970, los libros de Kundera fueron prohibidos y retirados de las bibliotecas. Perdió su trabajo como profesor y se le prohibió publicar.
Fue declarado enemigo del régimen y fue acosado implacablemente por la policía comunista. Su teléfono fue intervenido, su vida interrumpida. Finalmente, el régimen triunfó. Kundera se vio obligado a emigrar y fue despojado de su ciudadanía checoslovaca.
Su exilio en París
Kundera pasó el resto de su vida exiliado en París y adquirió la ciudadanía francesa en 1981.
Fue en París donde realmente floreció la carrera literaria de Kundera, con la publicación de sus tres obras más aclamadas, “El libro de la risa y el olvido”, “La insoportable levedad del ser” y “La inmortalidad”.
El autor, que fue un creyente en el poder de la novela, un género que dijo que debería ser reconocido como su propia forma de arte, gradualmente se volvió más y más protector de su trabajo.
Examinó las traducciones de su obra y prohibió toda adaptación de sus libros después de la película de 1988 basada en “La insoportable levedad del ser”. Kundera se desempeñó como consultor en la película, protagonizada por Daniel Day-Lewis y Juliette Binoche, pero luego dijo que la imagen tenía poco en común con el espíritu del libro.
“Inmortalidad” fue la última novela que escribió en su idioma checo nativo antes de cambiarse al francés, un movimiento que subrayó la complicada relación de Kundera con su tierra natal después de su exilio.
Regresaba raramente y cuando lo hacía, viajaba de incógnito, reservando hoteles bajo un seudónimo. Si bien su ciudadanía checa fue restaurada en 2019, para entonces era un autor francés cuyo hogar estaba en Francia.
Kundera siempre rechazó la idea de que su trabajo se inspiraba en sus propias experiencias de vida, una afirmación que fue muy analizada en 2008 cuando el semanario checo Respekt publicó un artículo acusando al aclamado autor de actuar como informante de la policía comunista en 1950.
Basado en una investigación del Instituto Checo para el Estudio de los Regímenes Totalitarios, la historia alegaba que un informe policial de ese año mostraba que Kundera, entonces líder de un dormitorio de estudiantes, denunció a un joven expiloto que había desertado después del golpe comunista y más tarde regresó como agente occidental. Fue arrestado y pasó 14 años en campos de trabajo.
Después de haber pasado más de dos décadas viviendo en reclusión y negándose a hacer entrevistas, Kundera tomó la medida inusual de hablar. Negó rotundamente la acusación, calificándola de “asesinato de autor”.
Fue defendido por muchos escritores checos e internacionales de alto perfil, incluido el ex presidente checo y dramaturgo Vaclav Havel.
Sin embargo, el episodio dejó un incómodo interrogante sobre la verdadera inspiración de algunas de las novelas más aclamadas de Kundera, muchas de las cuales giran en torno a los temas del desencanto, la responsabilidad, la culpa y la denuncia.
"...Ponme fuera del alcance
Del bostezo universal
Nos veremos en el exilio
O en una celda
Ponme fuera del reposo
En mi historia personal
Soy un ave rapaz
Mirad mis alas!!"
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EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
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