Representó para muchos el triunfo de la Revolución pacífica en la RDA
Cuando la moral mide los actos en función de la pura necesidad y no de la capacidad para superarla, convertimos la mediocridad en meta a conseguir y a todo productor en huésped a parasitar.
Desde hace tiempo se vienen sucediendo polémicas en torno a los cánones de belleza y lo que es políticamente correcto.
El derecho de los padres a criar a sus hijos de acuerdo con sus valores muchas veces es negado y descripto como una forma de adoctrinamiento por parte de profesionales entrometidos.
Nos enfrentamos a un nuevo y temible totalitarismo que ha trascendido las tradicionales fronteras ideológicas. Donde se apela a las emociones y no a la razón; a los delirios y no a la sensatez.
Está claro que para sentirnos bien, a gusto con nosotros mismos y felices, es fundamental controlar, o mejor dicho, "gestionar", nuestras propias emociones.
Existen múltiples fuentes de deseo en nuestro interior, que pueden generar deseos contrapuestos.
Estar On Fire e stener éxito, estar donde quieres estar. Y el éxito no se mide sólo en logros conseguidos, también se mide en fracasos superados. La vida te pone a prueba, para que seas quien realmente eres.
La política del miedo nace del hastío que la gran mayoría de los ciudadanos sienten ante los desmanes de la vida pública, esos que hacen que nos alejemos de ella con desidia.
La mayor parte de los que se autodenominan progresistas lo único que quieren es que les dejen en paz en un rinconcito acolchado por el Estado.
Lobos Magazine