Es la segunda final que le arrebata al balear este año. Con cinco victorias seguidas sobre Rafa Nadal, aprieta la lucha por el número uno.
por Andrés Aragón
desde Shanghai
Enlaza cinco victorias seguidas sobre el jugador de Palma de Mallorca y aprieta la lucha por el número uno.
Roger Federer se proclamó campeón del Masters 1000 de Shanghai tras derrotar a Rafa Nadal por 6-4 y 6-3 en sólo 72 minutos. El suizo, inaccesible desde el primer juego, que se apuntó rompiendo el saque de Nadal, levantó su sexto título del año en siete finales para elevar la cuenta de su carrera a 94, los mismos que Ivan Lendl y solo por detrás del gran Jimmy Connors. La pelea por el número uno del mundo se extenderá hasta final de año.
Federer abrió y cerró el partido rompiendo el servicio de Nadal, que no encontró fisura alguna por la que atacar al suizo. Si alguna vez el genio de Basilea tuvo dudas contra su rival más eterno, parece haberlas disipado: con esta ya enlaza cinco victorias sobre el mallorquín, cuando nunca había conseguido más de dos seguidas. La última vez que el suizo hincó la rodilla contra Nadal fue en unas semifinales del Open de Australia de 2014 que suenan ya demasiado lejanas.
Los primeros detalles no eran buenos presagios. Llovía en Shanghai y el partido tendría que jugarse bajo techo, un escenario más provechoso para Federer: de los seis duelos en pista dura cubierta, Nadal solo le ganó uno en 2013. Además, el detalle de Nadal saliendo al court con un vendaje en la rodilla, dejando intuir alguna molestia.
El primer juego dejó la mesa preparada. El suizo, agresivo, devolviendo sobre piques muy cortos, le robó la iniciativa. Nadal salvó las dos primeras bolas de break con dos golpes ganadores, pero Federer se apuntó el juego con otros dos.
Una bestia de 36 años
Fue de las pocas veces que se vio a Nadal débil al servicio, pero era un primer tropiezo que encaminaba el set en dirección al suizo. Más aún al ver lo impecable que Federer se mostraba con su saque, abriendo la cancha al máximo, subrayando las dificultades del balear para desplazarse: solo necesitó 50 segundos para apuntarse el sexto juego del partido. Cuatro “aces”. Póker.
Federer cerró el set con otro juego en blanco, como en un partido que se ajustaba a su dictado: intercambios cortos, casi todos resueltos en cinco o menos intercambios, 16 ganados en sólo 10 juegos del primer set. Una pesada losa tras otra que Nadal no pudo levantar. La tónica, idéntica en el segundo set, desembocó en algo inaudito: con tres bolas de quiebre en contra y 5-3 abajo, Nadal entregó la raqueta. Salvó la primera en la red pero no la segunda, bloqueado ante un Roger Federer que a los 36 años se ha reinventado para dominar a su bestia negra.
Es el sexto título de 2017 para Roger Federer, los mismos que ha cosechado Nadal, pero con tres finales menos, 7 para el suizo y 10 del de Palma de Mallorca. Shanghai como Miami y como París se le sigue resistiendo a Rafa Nadal, y de aquí a final de año tendrá que defender su número uno del mundo del implacable acoso de un enemigo legendario.