A veces… no sabemos el momento exacto, ni el cómo ni el cuando, de la búsqueda, en un eterno presente, ni la hora exacta de los grises, donde no es de noche ni de día…
Todos trazamos un ambicioso plan, o creemos; no como una revelación sino como algo natural, algo así como que a una estación le sucede otra igual, aunque sea distinta. Distinto de lo igual, igual a lo distinto, supuestamente. Porque si el agua de lluvia moja porque es agua, ahora bien… ¿la lluvia moja más en verano o en invierno? ¿Es lo mismo? ¿Da lo mismo? ¿Es lo mismo si la lluvia es en la noche o en el día? ¿Una escéptica indiferencia tal vez?. Y entre el todo o la nada… ¿elegimos… qué? Y a pesar de mi escepticismo, o el de muchos, ¿será que nos queda algún dejo de superstición?; como esas extrañas certezas en que todas las historias que pueden ocurrir en la vida tienen un porqué, un sentido, que significan algo,… puede que sea así. Una convicción tal vez, es que la vida siempre dice algo sobre sí misma con su propia historia y que es posible que se vaya haciendo visible, que devela de forma gradual algunos de sus misterios, que forman parte de nosotros y que tal vez son permanentes acertijos que es necesario resolver; y tal vez… solo tal vez, se trate de una búsqueda, de algo escondido muy dentro y de algunas fuerzas que hacen tenerse en pie y seguir, vivir… un ambicioso plan… Tal vez. - DEL EDITOR -
Conversaciones
Con Gladys Ceriani
“Estas penas que siempre llegan por torpeza……” “como evitar sentir, pensar…… morir de sed y ……lalala…”, cantaba, entonaba, tarareaba, apenas audible la mujer, en el final de la tarde al subir al ascensor “Parece que va a llover… parece ser, si” “se siente el aire algo más cálido” me dijo esa mujer esa tarde en el ascensor… “la lluvia de noche y en invierno es distinta, ¿sabe?” Y me dejó con esa misma extraña certeza, como había estado pensando el día anterior “es como un rompecabezas, como un juego de armar” “como una búsqueda, tal vez”
Y sí, creo que nada es verdad, pero… desde un solo punto de vista, tal vez sí; porque desde otro punto de vista una misma cosa parece distinta.
“Pero cuando uno comienza una búsqueda, el día después, todo es o parece distinto… ¿cómo seguir? ¿Cómo?
Bueno, es que los colores, tal vez, dependen de la luz que uno pueda ver
Pero ¿“y ahora?”
Es posible que no hay pasado ni futuro, es posible, que todo fluye en un eterno presente
Como la lluvia
“Intento, puede ser el principio para armar el rompecabezas…”
El Corte
Sobre un texto de Gladys Ceriani
…la Búsqueda, el eterno presente
“Y comienzo la búsqueda del día después, todo empieza a ser diferente ¿cómo seguir?
¿Y ahora? El principio, una y otra vez, para encontrar la primera pieza entre miles, para armar lo desarmado entre el desaliento y la tristeza. No sé el momento exacto, no recuerdo cuando abrí los ojos para encontrar la punta del hilo cortado, la hora exacta de los grises, donde no es de noche, ni de día. La búsqueda de lo más escondido de mi ser, mi alma y la fuerzas para sostenerme de pie. Encontrar la luz con el paso más lento; y el constante tribunal de miradas, clavadas como flechas, que observan, que juzgan, que callan y seguir entre el llanto, entre el enojo y entre el dolor que se convieten en una cosa normal. El pasado inmediato, es ayer, el corazón late y lo puedo escuchar, y soy yo, contradictoria, tratando de desenredar la maraña de mi vida, de cada momento de mi vida, de la vida en el más solitario trayecto; llevando cosas simples, una valija vacía, llevando un cuaderno con renglones en blanco y un sabor agridulce.”
Gladys Ceriani
Julio 6 – 2020 Gral Las Heras – Buenos Aires
¿Es posible que no hay pasado ni futuro, sino que todo fluye en un eterno presente?
Y en la barra de algún bar, que por suerte y por cierto aún quedan en pie, centros de puntos de vista, opiniones, pasiones y confesiones, de cabreos y alegrías con amigos, y también extraños, y una pregunta: ¿y cuál es la razón, si la hay, de que a veces las palabras, algunas, resulten torpes y frías y otra veces no? ¿Será que faltan palabras? Será que cualquier cosa que alguien diga, que cualquier frase que se mueve desde un comentario simple, inocente tal vez, hasta un pensamiento filosófico, supongamos; y que lo distinguen dos condiciones, por un lado la manifestación de un pensamiento, y por el otro que es la inevitable expresión de una emoción, y otra y otra… y llueve ya…
Le pregunté ¿Cómo se sigue?
¿Cómo seguir?
El principio, una y otra vez… buscar la primera pieza…
Intentarlo, entre miles; intentarlo, intentar armar lo desarmado; intentarlo… entre desaliento y tristeza; y la búsqueda infinita
Pero… ¿el pasado se hace volátil en el presente? ¿Y el presente? ¿Vive no más que para dar luz al futuro?
No lo sé. No sé el momento exacto cuál es ni como es. Ni tampoco puedo recordar el momento que abrí los ojos tratando de encontrar la punta del hilo cortado… El Corte
Nada?
Nada… Ni la hora exacta de los grises, donde no es de noche ni de día
Entonces, es posible que la verdad se asemeje a una ciudad que esta medio enterrada en arenas, y a veces con el tiempo, con los vientos, la arena esa la va ocultando, se acumula y la oculta y otras veces y otros vientos, las barre y limpia hasta que vuelve a quedar a la vista, a la luz. ¿Una búsqueda constante?
¿Si vuelves la mirada…?
La búsqueda… si
¿Que ves?
La búsqueda de lo más escondido de mi ser, de mi alma y de las fuerzas para sostenerme de pie.
¿Es posible entonces, que lo que se aprende andando es más importante que lo que se puede aprender en escuela alguna? Hacemos esa pregunta, puede ser, pero es indiscutible que las cosas más importantes es imposible que se puedan aprender en una escuela. ¿Es posible que una capacidad, la capacidad de creer en otro, de forma plena, pueda ser uno de los valores más bellos de los seres humanos? Y es posible entonces… a veces, aunque sea un gran esfuerzo, comprobar que aquello que alguna vez en algún momento ha significado tanto para nosotros, de manera constante, lenta se va disipando hasta no verse más. ¿Puede ser así?
Encontrar la luz, con paso lento
… pero
Tribunales de miradas. Como flechas. Puntas de flecha que observan, que juzgan, que callan
Y seguir… llanto, enojos, dolor, como una normalidad… como una normalidad
Llueve… y aprovechando la magia, otra vez, que nos transporta en el frío de una noche donde languidecen los bares, la conversación subía y bajaba de tono, de ritmo, de luz, como el fragor de la tormenta de esa noche, y por cierto llueve, como dijo esa mujer en el ascensor, de aspecto amable, lejanamente cerca, y como en un juego apuntar a la idea que si el ser humano se supone un ser pensante, bueno… que piense entonces. Puede que resulte algo como ordenar un caos ordenado de antemano, si es esto posible; lo que puede significar que ¿el caos es un orden por descifrar? Se supone que tal cosa puede ser útil, pero ¿qué significa ser útil?
La búsqueda
El pasado inmediato, es ayer, el corazón late y lo puedo escuchar, y soy yo, en contradicción, tratando de desenredar la maraña de mi vida, de cada momento de mi vida, de la vida en el más solitario trayecto; llevando cosas simples, una valija vacía, llevando un cuaderno con renglones en blanco y un sabor agridulce.
Alguien ha escrito por ahí “Que la belleza es más que la justicia y la verdad juntas; que está por encima de todo…” “que la vida, de lo que se trata, es de cultivar las exigencias que uno se imponga y que ahí se ve la medida de su propio valor”.
Igual que las historias en la que vamos montados, y creemos que dirigimos la marcha,… ¿y si no son propias? ¿Y la distancia? ¿En qué medida es significante o insignificante la distancia? La distancia, el tiempo… la búsqueda. Se puede decir de una distancia al alcance de la mano, pero profundamente insignificante; como se puede plantear una enorme y significativa distancia, casi en el infinito, pero significativa. O sea de la existencia… tal vez. Presente con uno mismo en todas partes y en todo momento, sea donde sea, igual que la insignificancia, presente aun cuando no se la desea ver. Y…mientras casi amanecía ya y en aquel bar lleno aún se escuchaba “Lonnies´s Lament” del gran John Coltrane, un lamento del final de la noche. Y será la reflexión última de esa misma noche, de la última conversación en aquella barra del último bar “Ser uno, donde quiera que esté es tal vez como la búsqueda de un infinito al alcance de la mano… a medida de los sueños, pero nada que no sea uno mismo, tal vez…”
Y hacia arriba, en el cielo otra vez… y amenazan hoy nubes negras que vienen hacia aquí… Y, creo que va a empezar a llover… y un relámpago ilumina los ambarinos ojos de un gato negro en la noche… que regresa a su palacio, en la hora exacta de los grises… y creo que va a empezar a llover…
Dime ¿crees que valió la pena
Si amenazan hoy nubes negras que vienen hacia aquí?
Y creo que va a empezar a llover
Creo que va a empezar a llover
Y el cielo continuó yendo a gris
Y tu voz en mi insistía...
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EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
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