La responsabilidad individual se ha convertido en un anacronismo irrelevante. Ya no son las personas las que soportan la responsabilidad, son las máquinas, las estructuras y las reglas.
La Libertad no es popular
La corrección política, la masificación de los mensajes que recibimos, la globalización de la sociedad y de los estereotipos que debemos cumplir para estar correctamente integrados en la comunidad, “en el mundo”, nos llevan a perder la individualidad y a ejercer el derecho y el deber del pensamiento crítico y libre.
Se censura y se intenta penalizar a quien piensa diferente y ejerce la vida de forma diferente en un ámbito privado convirtiendo acciones privadas en asuntos públicos. No hace falta ir muy lejos para encontrar demostraciones de esta situación: el matrimonio entre personas del mismo sexo, por ejemplo; el derecho al aborto; la libertad religiosa; las opciones políticas más extremas…
La corrección política, la masificación de los mensajes que recibimos, la globalización de la sociedad y de los estereotipos que debemos cumplir para estar correctamente integrados en la comunidad, “en el mundo”, nos llevan a perder la individualidad y a ejercer el derecho y el deber del pensamiento crítico y libre.
A la hora de tomar decisiones en las urnas, la defensa de las libertades ni de la liberalidad en general deja de ser criterio de voto, y pasa a transformarse en una flexible pantalla que oculta lo que realmente define: es decir que se vota al partido (eso que llaman partido) que les promete el mejor trozo, el más grande de la torta del estado, y la mejor franja, el mejor kiosquito del poder.
Por la pasarela vemos un importante número de votantes del partido A –por ej muy institucional, y correcto y respetuoso y etc etc - , o los del partido B – quienes también predican la institucionalidad y las correcciones sociales y devociones varias – o el partido C – algo así como un juego del Monopoly, pero…., vaya uno a saber que - . Y decíamos de esos votantes, antes, que se calzan así como así el sombrero de la defensa de las libertades, “porque yo en el fondo soy un liberal” “eso sí, en el fondo…”; y es que a todo el mundo le gusta proclamarse defensor de la libertad y de las libertades individuales… Pero, y es que siempre hay un pero… ante una inminente elección, y a optar por más libertad o más seguridad, vemos grandes deserciones y justamente entre los también defensores de las libertades, de la libertad. Y entonces qué? Que nos encontramos comprobando que esa cosa de “las libertades” pasa a transformarse en una hipoteca política, si de establecer límites o medir los reales costos de la responsabilidad individual se trata. Los llamados a la responsabilidad individual, a llevar a una ordenada eliminación de las sobrerregulaciones y padrinazgos o paternalismos estatales, a la erradicación de los abusos impositivos, son ideas que muy difícilmente armonicen, se ensamblen con la creciente demanda de desarrollo y consolidación de lo que se llama “estado de bienestar”. ¿Es posible ser un defensor de las libertades y de la libertad individual y ser popular al mismo tiempo?
Es muy cierto que los llamados partidos de “vocación nacional”, tendrán que hacer concesiones de sus programas o propuestas, si es que los tienen claro, en aquellos temas o cuestiones considerados “populares”. Y podemos asegurar que ningún partido “nacional” se permitirá el lujo de dejar de lado, de no contar con un cierto grado de populismo. ¿Por qué, se preguntará usted?, pues porque sí!, porque es así. Sabemos todos muy bien que hay muchas formas de populismo, y que una gran parte de lo que se puede llamar “batalla política” entre partidos (facciones), se dirime mediante intentos y prácticas en pos de demostrar que el propio populismo es el mejor, el camino que dará solución a los problemas de todos, y al mismo tiempo descalificar el populismo de los de enfrente (la otra facción), simplemente un puro, y tosco, entretenimiento de polemismo y chantaje electoral.
Tal vez se le antoje demasiado simple, pero veamos: la diferencia entre populismo de izquierdas ( donde la “meta” es más justicia social mediante redistribución) y el populismo de derechas ( cuyo fin o meta es “más nación”, “más democracia”, “menos inmigración”, por ej). Y también tendremos, porque existe, un populismo de “centro” (donde la meta es “una tercera vía”, más la cooperación de un estado intervencionista con una economía parcialmente intervenida). Y como un último caso, la existencia de un “populismo verde” (cuya meta es salvar la naturaleza y el clima de un colapso inminente, por ejemplo).
Hubo tiempos en que la amenaza de regímenes totalitarios socialistas o fascistas era real, y se sabía dónde estaban los enemigos de las libertades. Pero, desde 1989, el gran suceso de la caída del muro de Berlín en Europa, ya no es tan fácil trazar las fronteras.
Los pensamientos y las corrientes de defensa de la libertad y de las libertades individuales serán siempre la corriente que estará delante de los “estatismos” que creen poder mejorar la humanidad desde sus órganos de poder centrales. Convencidos de que los hombres libres y responsables, capaces de resolver por sí mismo sus problemas, y que la “intervención estatal” en los asuntos privados, es solamente aceptable cuando se ha demostrado que es necesaria y no entrometerse de forma “preventiva”. Nuestro país, nuestra sociedad se ha formado con hombres con ideales de libertad y de defensa de las libertades individuales, y siempre han existido. Pero hemos llegado a esta altura de retrocesos de la razón, y caído demasiado tarde en cuenta , que el “estado de prevención” y de “servicio público” que se perfiló en las últimas décadas del siglo pasado, ya no es “su estado”, es hoy un monstruo de mil cabezas, apenas posible de financiar y mantener a mediano plazo, y muy ávido de subyugar a todas las voluntades ávidas de papá y mamá. Tenemos un estado en el que el populismo paternalista y “jipi” de esa cosa llamada “la izquierda patria” ha encontrado el terreno perfectamente abonado para instalar sus políticas de comuna, buenismo y miope despilfarro. Tenemos un país en el que el esfuerzo y el mérito personal, lejos de verse premiados con el éxito, reciben a diario bofetadas insultantes desde las incompetentes tribunas ministeriales y acólitos beneficiarios de los dineros del estado. Un país en el que la seguridad no se consigue mediante la defensa, sino mediante la claudicación y la negociación con los criminales.
Y ya no basta con hacer un llamamiento reclamando “menos estado”. Ya no basta con tender la mano y poder así sentarse a la mesa de “los demócratas”. Ya no basta con pactar Consejos del Poder Judicial o estatutos de consenso para determinar la temperatura del agua para preparar y cebar mate. No basta con amagar un paso al “centro” (el centro de qué?), tantos y tantos por el centro de la nada, …no vaya a ser que el cielo exista!. Se necesita gente que apele a la razón, que tenga la lucidez de proponer un estado diferente a la maquinaria voraz para nada. Un estado que devuelva a los ciudadanos un marco legal, administrativo, ético, inteligente, donde la sociedad civil pueda desarrollarse de forma libre, autónoma y responsable.
Y sabe qué? Ni el “partido A”, ni el “partido B”, ni el “partido C” respetan las libertades individuales ni la libertad, aunque proclamen que sí.
Y sabe qué? Los supervisores, los economistas del comportamiento y los trabajadores “sociales”, tienen un especial interés en mantener niveles altos de impotencia e incompetencia en su clientela. Y en el otro lado, los supervisados, los que han aprendido a sentirse impotentes e incompetentes, no tienen más preocupación que la de no sentirse excluidos de la “sociedad de los buenos”, o peor: ser señalados con el dedo.
“…enredado siempre
entre algas,
maraña contra los dedos.
cierras la madeja
con el fastidio del destino,
y el mordisco lo dan otros;
encías ensangrentadas,
miradas de criminales,
a grandes rasgos,
podrías ser tú.
y sentir oscuridad inmensa,
entregado a una luz,
como un laberinto de incertidumbre.
esquivas la pesadilla.
y sobrevolar el cansancio
y en un instante,
en tierra otra vez.
el miedo a traspasar la frontera
de los nombres,
como un extraño.
… a grandes rasgos
Podrías ser tú…”
LobosMagazine LM™ 2020
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
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