La Fe es un valor espiritual del ser humano, que acompaña nuestros ideales y da confianza para la realización de grandes empresas.
La Virgen y El Vasquito
1
El Amanecer
El Vasco venía complicado de salud. Con sus 60 años a cuesta y después de tanto trabajo y sacrificios, el corazón se hizo presente. Durante mucho tiempo lidió con la diabetes, un poco de presión y el asma que lo acompaño desde la niñez, pero el motor empezó a perder por la junta. Exceso de trabajo, problemas de familia y no negarse jamás a dar una mano, provocó en su cuerpo y mente un deterioro complejo.
Un día me vino a visitar al campo, y mientras arreglaba el alambrado de la guachera y me dice: “¿Cómo dice que le va amigazo?”
Sorprendidos los ojos que lo ven; que rareza después de tanto tiempo, verlo por las casas. Vasquito querido me e´ enterao que anduvo complicao de salú. –respondí-
“Y sí!, uno le mete duro al carro, pero de tanto cargarlo, los ejes de la carreta se van deteriorando.” – dijo triste el Vaquito-
Ya termino, y vamos a tomar unos amargos y me comenta.
Con el Vasco nos conocemos desde los 12 años. Hicimos en el pueblo la secundaria juntos. Buen tipo, gracioso. Su pelo rubio enrulado y una sonrisa siempre dispuesta, lo hacía un pibe querido por todos. Famoso por sus espectaculares eructos y sus voz chillona y potente.
“Me van a internar en La Plata, para hazerme una operazión al corazón. Pareze que están tapados los inyectores “–me comenta, riéndose-
“La verdá estoy preocupau. Y no zé, como ziempre tuvimos una linda amistad, quería dezahogarme y me acordé de vos.” –agregó-
Quédese tranquilo Vasquito. Por ahí hay que empezar, por estar tranquilo. Nadie se muere en las vísperas.
Mate va, mate viene, la conversación derivó para los cuentos de la juventud. Reímos demasiado. Y como si una estela de paz nos hubiese invadido, el Vasquito estaba mucho más relajado y tranquilo.
Le comento- Pa´l ocho de diciembre, muchos grupos y de distintos pueblos, realizan una bicicleteada hacia la Catedral de Lujan, pa´ rendirle devoción y pedirle de paso algún favor, de salud, económico, sentimental o simplemente para hacer un poco de gimnasia.
Del lado de la Capital, van la mayoría caminando; la famosa perenigracion. Los de más lejos van en bicicleta en grupos y asistidos por alguna camioneta o camión que llevan repuestos para la bicis, agua, medicamentos de primeros auxilios y demás.
Nosotros salimos de Pedernales, se nos agregan los de Riestra y Moll. Se arranca tipo doce de la noche, para llegar a la basílica para las ocho de la mañana. Pasamos por Las Marianas y ahí se suman varios. Camino Real de tierra, son casi setenta kilómetros hasta Navarro. En la rotonda de la ruta 47, se hace un descanso. Ahí se suma gente de Lobos. De Navarro a Luján hay cincuenta y cinco kilómetros, haciendo el ultimo descanso en La Choza. Yo hace más de cuatro años que estoy yendo.
“¡me está cargando! Amigo. Uste pretende que yo haga zemejante esjuerzo. Le vengo a contar de mi problema cardiaco y ¿quiere que zalga a pedalear ziento treinta kilómetros?”- dijo el Vasquito enojado-
No pude contener la carcajada, gesto que molestó aún más al visitante.
No amigo, –le digo- voy a llegar a Lujan y le voy a pedir a la Virgen por su salú y que salga todo bien en la operación.
Lo agradecido que estaba el Vasquito, con mi promesa. Me dio un abrazo juerte y muchas palmadas en la espalda. Que contento se jue, como si ya hubiese salido sanito de la operación. Lo que hace la fe.
Cayendo ya la tardecita, guardé el tractor en el galpón. Ahí mismo prendí el calentador y puse la pava. Sentado bajo el alero del mismo, mientras saboreaba un mate, observaba el poniente de un sol rojo y enorme. Que preciosura y además gratis. ¿Quién lo habrá hecho?
Esa belleza me produce “cosas” en mi cabeza, como pensar por ejemplo. Pienso cosas lindas y buenas. Esa tarde pensaba en el Vasquito. Me sentí bueno ayudándolo emocionalmente. Tan chueco que vino y tan optimista que se fue. Con tan poco como se puede ayudar. En verdad yo no creo en la virgen ni en los curas ni en Dios. Tampoco les tengo rabia. Es lindo entrar a una iglesia, te da paz, tanto silencio. También son lindos los bautismos, las comuniones, pero lo más mejor son los casorios. Después de soportar al cura, viene la fiesta. Meta baile, asado, vino, torta y sidra. Todos se divierten, hasta los más chicos.
Volviendo al tema religioso (me gusta ser prolijo para pensar), no sé porque he salido ateo o no creyente. Pero me parece más sabia la naturaleza. Los curas andando por la vida sin querer estar con una mujer. La iglesia católica es la institución que más propiedades tiene en el mundo. Hay países que están en guerra por cuestiones religiosas. Qué se yo. Bueno, así salí y malo no soy.
La FE es un sentimiento de total creencia en relación con algo o alguien, sin tener en cuenta si se tienen pruebas que demuestren la verdad de aquello en lo que se cree. En el Islam, FE es una completa obediencia a la voluntad de Dios, que incluye creencia, profesión y acciones. La FE tiene dos aspectos, la de reconocer y la de afirmar que hay un Creador del universo.
Cuando se dice ser “no creyente”, se argumenta que se cree en la ciencia, como si hubiese diferencia entre ambos respecto de la FE. Un creyente religioso es lo mismo que un creyente en la ciencia. Esta confusión viene de identificar a la FE como una creencia, y esto es falso, tener FE no es creer. La Fe es un valor espiritual del ser humano. La FE es un valor espiritual que acompaña nuestros ideales y da confianza para la realización de grandes empresas. “…Es una fuente de disciplina, poder y sentido en la vida de los fieles de cualquier creencia religiosa. Es una fuerza potente en la experiencia humana.
No se trata de creer absolutamente en los demás, sino de creer en uno mismo, de escuchar esa voz interna que te insta a tomar algunos caminos, de ese destello suspicaz que te empuja a creer en las decisiones tanto las buenas como las malas.
Y llegó el 7 de diciembre, a las diez de la noche se arranca la marcha hacia Luján, para llegar al otro día tipo ocho de la mañana. Organicé todas las tareas del campo a la mañana. Al mediodía me fui al pueblo a pagar unos impuestos. Ya en las casas almorcé livianito y me fui a dormir una siesta. Por la tarde encerré temprano a los animales y entonces sí, me dedique a preparar la bici. Todo ok. Cargo la bicicleta en la caja de la camioneta y mi mujer me lleva hasta el pueblo. Gran algarabía para la despedida. De la radio del pueblo me hacen un reportaje “heeee, bueno aquí estamos todos preparados para iniciar la peregrinación pa´ Luján, el camión preparado con todas las herramientas para auxiliarnos, lleva bastante agua, bananas y elementos para primeros auxilios. Quiero aprovechar el micrófono para anunciar que mi viaje es para pedirle a la Virgen, por el “Vasquito” que pasado mañana lo operan del corazón. Y saludar a todos los que me quieren”. Se demora la partida por tardanza de algunos. Miro en mi riñonera para controlar que este todo. El celular con carga. Dinero. Chicles. Pañuelos de papel. Documentos. De sopetón recibo una palmada en la espalda que casi me deja sin respiración. Me doy vuelta sorprendido y lo veo al “Vasquito” llorisqueando -me dice- “grazias hermano, este favor no me lo voy a olvidar nunca. Ahora zi me quedo tranquilo con la operazión. Dígale a la virgenzita que yo le rezo todas las noches y que la quiero mucho”. Me abrazó y se fue. Noche hermosa y calma. Y ansí arrancó la bicicleteada, ante el griterío de los familiares, encarando por el Camino Real, rumbo a Navarro. Había una sequía bárbara. Se iba a complicar bastante la marcha, ya que el colchón de tierra y arena era bastante denso.
A los quince minutos de la partida me suena el celular, era mi mujer –“¿qué pasa mi amor? –pregunto- escuchame, te vas a tener que volver, perdí las llaves de la camioneta y vos tenés las otras en la riñonera” –me responde- .Con todo el fastidio del mundo, pego la vuelta pa´l pueblo. Estaría a unos cinco kilómetros más o menos.
Vuelvo, le doy las llaves y después de las disculpas y perdones, arranco nuevamente. El pelotón estaría más o menos, por el tiempo transcurrido, a unos veinte minutos más adelante. Apuré el ritmo de marcha, para poder alcanzarlos. El arenal que había era infernal, de golpe la bicicleta se clavaba. Al ser de noche y a pesar de la linterna, no podía elegir la parte plana del camino. De tanto esfuerzo inicial, me pegó un pinchazo en la pantorrilla. La ansiedad de querer alcanzar el pelotón me jugó en contra. Pensé
–tranquilo, total van a parar en la rotonda de Navarro y ahí me acoplo-
Madre santa. Que pesado se me estaba haciendo. En un momento me detengo. Miro las gomas de la bici, controlo con mi mano la presión de las mismas. La de atrás me parecía media desinflada. Le mandé aire con el inflador hasta que quedó bien dura. Y arranqué de nuevo. Bien, ahora iba más rápido. Se ve que era la goma de mierda. A los veinte minutos, otra vez. Parecía el auto de Los Picapiedras. La puta madre que lo parió. Las piernas me pesaban bastante. Me cruzó por la mente maldita, - a ver si me acalambro-. Por ahora estoy bien, solo fue un mal presagio. Creo que a este ritmo, no los alcanzo más. Otra vez tengo que parar a inflar la rueda. Mmmm, hoy me cagaron todos los pájaros y algún halcón. Y dale rosca nomas. Arenal, goma. Como ateo recontra putié a los santos, ángeles y a todos los dioses del universo. Quien mierda me manda a venir. Estaría en casa mirando algún fulbo, carajo. Y pa´colmo estoy relejos de todo. Lejos para volver, lejos para seguir. Hay madrecita, el pinchacito, se transformó en una puñalada. Trataba de pedalear con el talón. Esto hizo que los cuádriceps se pongan como piedra. Fue todo un calvario. Llegué, no sé cómo a la rotonda tipo tres de la mañana. No estaba ni el loro. Se habían ido hace rato. ¿y ahora qué hago? Con la rueda así, voy a tener que parar a cada rato. De cualquier manera, desde ahora tengo que pedalear en asfalto. Mucho más liviano el terreno. Tomé bastante agua. Me hice unos masajes, y arranque nuevamente.
En medio de la nada, acompañado solo por las estrellas, me encontraba tirado en la banquina. La noche se presentaba tranquila, una leve brisa soplaba a mi favor, pero silencio total, ni grillos, ni ranas, ningún animalito emitía sonido. Me preocupaban los calambres, que por el momento amagaban por el esfuerzo realizado. Tirada a un costado la bicicleta, hacia elongaciones de todo tipo. Tomaba un sorbo de agua y trataba de relajarme y no hacerme demasiado problema. Una vez que descansaba, retomaba la marcha e intentaba que algún milagro ocurriese, pero todo era inútil, la bicicleta ya se había transformado en un tanque de guerra y mis piernas y nalgas estaban al límite. Entre parada y parada recorría unos veinte minutos.
Paré nuevamente exhausto. Tomé el celular, miré si tenía señal. Marqué un número agendado -dije…- “¿remisería?”.......mnhsgfdsfst….”¿me podrás mandar un remis, estoy en la bajada a la estancia Los Nogales en la ruta 47?”...... mnfdssss.. “bueno, lo espero.”
A la media hora apareció el remis. Había decidido que me llevara directamente hasta Luján. Seguro que antes de llegar, vamos a alcanzar al pelotón de ciclistas. Sacamos las ruedas del cuadro de la bicicleta, la metimos en el baúl y arrancamos para la catedral. En el viaje le comenté muy poco al remisero. Por suerte no nos conocíamos; le bolasié mi nombre, apellido. La idea era bajarme a la entrada de la ciudad, desayunar tranquilo, esperar que el pelotón de vecinos llegue primero, y aparecer una horita después. Total que carajo me importa no cumplir la promesa, eso de la FE es un bolazo, todo pa´ hacer negocios los curas. “ojos que no ven, corazón que no siente”. Lo importante es que el Vasquito se quedó tranquilo y confiado. Eso es lo importante. Es lo que parece, no lo que es. Menos mal que el remisero era bastante “corto”, calladito digamos. A la altura de un destacamento rural de la policía, pasamos al pelotón. Me tiré de cabeza en el asiento. De gusto porque todavía estaba oscuro. Pero sentía una vergüenza barbará. Ma´ sí, si la religión es un cuento para giles (pa´ justificarte, no necesitas recibirte de nada). Instalado en una estación de servicio, me devoré un suculento desayuno. Y llegado el momento justo, encaré para la basílica. Cuando llegué y me reencontré con los vecinos del pueblo, fue una fiesta. Todos vinieron a saludarme y abrazarme. Preocupados por mi ausencia y al verme renguear, todos a la vez me interrogaban “¿Qué te pasó? ¿estás lastimado?” “¿Cómo hiciste para llegar?” Sos un héroe. Es un milagro de la virgencita. Oremos juntos. Aleluya Aleluya. Es una señal para el Vasquito. Hasta yo me creí todo este cuento. Más me alababan, más IVA le ponía al cuento. De vuelta al pueblo, no lo podía creer. Me esperó todo el pueblo. El delegado municipal, el comisario, las maestras, el cura, los bomberos. Chamigo que popular me hice del día a la noche. Delante de toda esa gente, ¿quién estaba esperándome con los brazos abiertos?. Si. El Vasquito. Ni haberse ganado el quini 6, lo haría tan feliz. –me dice “pasado mañana, de taquito la operación.”
Mi mujer mis hijos, orgullosos de mi proeza.
2
El Crepúsculo
Cuando me dieron la noticia, quedé petrificau. Mil veces pregunté lo mismo. ¿Están seguros de lo que me dicen? El miedo me invadió. Sentía toda la culpa del mundo. Millones de ojos acusadores, perforaban mi cerebro. No lo puedo creer, quisiera que esto sea un sueño muy desagradable. Me siento la persona más malvada del universo. Todo fue mi responsabilidad. Como pude haber sido tan canalla. Tan irresponsable. Pero qué mala leche carajo, como yo iba a saber que era amigo del remisero.
La mañana estaba gris y húmeda. Apenas unos rayos de sol se colaban entre las nubes. Ahí me encontraba yo por la parte derecha junto con otros amigos y familiares llevando hacia el coche fúnebre al querido Vasquito.
“La única manera que exista un secreto entre dos personas, es cuando una de ellas está muerta”
Gustavo Mamón Contrera
San Salvador de Lobos - Argentina
Octubre 2019
Dicen que a veces el destino tal vez se parece a una pequeña tempestad, una tormenta de arena que va cambiando de dirección de forma permanente. Y que tal vez, cada uno ve el mundo con los ojos que tiene; y los ojos ven lo que quieren , los ojos hacen lo diverso del mundo y los ojos fabrican maravillas, aunque sean de piedra, y altas proas, aunque sean de ilusión. Y que tal vez el tiempo, es un maestro de ceremonias que siempre acaba poniéndonos en el lugar que nos compete, y vamos avanzando, parando y retrocediendo según sus órdenes, y nuestro error es imaginar que podemos buscarle la vuelta. ¿Un principio tal vez? El principio, un claro engaño de inocentes y desprevenidos. El principio nunca ha sido la punta nítida y precisa de un hilo; el principio es un proceso muy lento, demorado, que exige tiempo y paciencia para percibir en qué dirección quiere ir, que tantea el camino como un ciego; el principio es sólo el principio, donde lo hecho vale tanto como nada. El hombre nunca sabe para qué está reservado, qué parte del bien y del mal le espera. Y tal vez, abrimos las puertas, quizás por costumbre...tal vez por una búsqueda inocente; y nos encontramos… o no podemos; y las palabras no sirven para nada; y empezamos a pensar que en realidad … hay muy poca gente… Y dicen, que a veces el destino, tal vez se parece a una pequeña tempestad, una tormenta de arena que va cambiando de dirección de forma permanente… - DEL EDITOR –
“…Me gustaría poder girar como un carrusel
Seguir la corriente y cruzar el puente
De la incomunicación…
Nada puede dañarme con mis amigos
Nadie puede, nada puede
Las palabras no sirven para nada
Y empiezo a pensar que en realidad
Hay muy poca gente…”
LobosMagazine 2019 LM™
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN