Que si la vida es difícil? Claro que sí, que es difícil. ¿Quien dijo que no? Claro que es difícil. Nadie lo ha dicho. Nadie te ha prometido que no lo fuese; así que arriba, levántate. Feliz Año Nuevo 2019!
Punto y Aparte
A punto de empezar un nuevo año. Con esa especie de magia que envuelve cada inicio. Con una cena en buena compañía, y con el ritual que tengas en cada parte del mundo, para iniciar un nuevo ciclo. Y también, para poder arrancar un nuevo inicio, hay que cerrar bien lo que se acaba, darle un final, aunque sea que no apetezca mucho eso de cerrar finales. Tal vez, y seguro que no todo habrá sido como te hubiese gustado, y seguro que aunque algunas experiencias duelan, todo lo que pasa por tu vida construye lo que eres. Y será también que necesitamos errores y decepciones para crecer y valorar lo que realmente vale la pena.
“No hay segundas oportunidades en este mundo que vives, que vivimos. No vas a tener dos “hoy” ni dos “mañanas”. Así que entonces, vive segundo a segundo. Bésalo si aún no lo has hecho, grita, corre, sueña despierto, no hagas listas, vívelas. Vuelve a ser un niño; enamórate mil veces en una sola, sonríe a la vida y disfruta. Porque sólo hoy es hoy y es fantástico” (Anónimo)
No importa cuántas veces te digan que no puedes… ¿una? ¿diez? ¿cien? ¿mil? ¿un millón? Y da igual, porque la única verdad que hay en todo eso es que eres quien decide si puedes o no. Y punto.
Tantas y tantas veces te van a decir que debes ser alguien que no eres… “ Pero que no corras”; “que hagas esto y no lo otro”; “que eso que piensas es un error”; “que cómo se te ocurre”; “que quien te crees que eres”; “que te pongas a la cola”; “que eso es una locura”; “que lo dejes”. Y sabes qué? Que no hagas caso. “No hagas ni puto caso, nunca”
Siempre por el Sí. Que no significa debilidad, siempre hay tiempo para ajustar los No. La vida y el tiempo te pondrán los puntos cuando consideren que tienen que ponértelos. Pero mientras tanto… siempre Sí. Lucha y disfruta, y pelea por lo que quieres; te caerás y volverás a empezar, y levántate siempre, “ten cojones” (como decía mi abuelo); y por sobre todo no dejes que te confundan ni te confundas, que tu peor enemigo siempre serás tú mismo. Porque fuerza de voluntad no es hacer, sino no dejar de hacerlo. Ah! Y deja de quejarte; que estas vivo y al menos hoy has visto la luz del día, el sol en la cara, habrás olido el aroma del café y el pan recién horneado; habrás comido, hablado con alguien que te quiere y pasado un día más en el mundo. Así que piénsalo y deja de quejarte. Que no estás solo en este juego. Razona, no te arrastres. No creas que has venido sólo a sufrir y que tu vida es sacrificio porque sí. Y verás que cuando el Estado de los bandidos y saqueadores se derrumbe, despojado de los mejores de sus esclavos, y que cuando caiga al nivel de un caos impotente, como en esas naciones de Oriente asoladas por el misticismo, y se disuelva en hordas de ladrones hambrientos luchando por robarse entre sí, como lo ves a diario; cuando los defensores de la moralidad del sacrificio perezcan con su último “ideal”, entonces ese día volveremos a la razón y por la razón.
Que si la vida es difícil? Claro que sí, que es difícil. ¿Quién dijo que no? Claro que es difícil. Nadie lo ha dicho. Nadie te ha prometido que no lo fuese; así que arriba, levántate, mueve el culo, que todo lo que merece la pena es difícil, cuesta, y si te han dicho lo contrario, te han mentido. Así que aterriza, que hay pista, si quieres, obvio. Y abriremos las puertas de nuestras ciudades a quienes merecen entrar. Y seremos un centro de reunión de la razón, de las mentes libres, de la libertad; y nos moveremos para retomar este país, esta ciudad, una vez más de los impotentes salvajes que nunca han descubierto su naturaleza; hordas que nunca deben ser un obstáculo para los que enarbolan el estandarte de la mente, de la razón, de la libertad. Así que espabílate, que nada ni nadie va a esperar por ti eternamente porque ¿eso de que los trenes pasan sólo una vez? Es una verdad verdadera. Así que arriba, súbete, usa tu decisión, para bajarse siempre hay tiempo. Pero que no decidan los ignorantes por sobre tu razón. ¿Qué el tren va muy rápido? Claro que va rápido, la vida se pasa así, rápido. Y un día de estos tendrás ochenta o noventa años, y te parecerá que no has tenido tiempo para hacer todo lo que te hubiese gustado hacer. Tal vez no; y a lo mejor habrás hecho todo lo que querías y te vas tranquilo de viaje.
Y entonces, este país y esta ciudad, todos los pueblos, una vez más, se convertirá en un lugar sagrado para una especie en extinción, el ser racional. Un lugar donde ningún ser humano pueda obtener valores de otros recurriendo a la fuerza física. Donde todo hombre y mujer se mantendrá o caerá, vivirá o morirá por su propio juicio racional. Si fracasa en su uso y cae, solo él será su única víctima.
Que no te mientan; no existe el libro en el que se indica cuándo y cómo hay que hacer las cosas. Porque eso lo tienes que escribir tú. Así que decidirás cuando hacer las cosas, no cuando la hagan los demás. Tus sueños y deseos son tuyos, de nadie más, que nadie te los toque. No lo permitas.
Y en nombre de lo mejor que hay en tu ser, no sacrifiques este mundo a quienes son lo peor de él. En nombre de los valores que te mantienen vivo, no dejes que tu visión de lo humano sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo necio, que hay en los que nunca han merecido ser llamado hombres, en referencia al ser humano. Nunca dejes de tener presente que el estado apropiado del hombre es una postura erguida, una mente intransigente y un paso que recorre caminos ilimitados. Que no se extinga ese fuego, nunca, chispa tras otra irremplazable chispa, en esos desahuciados pantanos de lo “aproximado”, lo “casi”, lo “todavía no”, lo “nunca jamás”. No dejes que el héroe en tu alma perezca, en una solitaria frustración, por la vida que merecías pero nunca has sido capaz de alcanzar. Examina tu recorrido y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseabas puede ser alcanzado, existe, es real, si real, es tuyo. De nadie más. También tendrás que aprender a dejar ir y a irte también. Corre si es necesario, como si no hubiese mañana, porque tal vez no lo haya. Y verás si alguien corre detrás de ti. No necesites, simplifica y simplemente quiere; quiere mucho y aprende a querer bien, hasta que duelan las manos y se gaste la voz. Y con el tiempo verás y comprenderás que en el fondo uno no se arrepiente de querer y que al final del camino gana el que más da.
También ganar requiere una dedicación, tu total dedicación y una ruptura total con el mundo de tu pasado, con la doctrina de que el hombre es un animal de sacrificio y que existe para el placer de otros. Así que lucha por el valor de tu persona. Por la virtud de tu orgullo. Por la esencia de lo que es hombre, el ser humano y su soberana mente racional. Lucharás con la radiante certeza y absoluta rectitud de saber que tuya es la Moralidad de la Vida y que tuya es la batalla por cualquier logro, por cualquier valor, cualquier grandeza, cualquier bondad, cualquier alegría que alguna vez haya existido sobre la tierra.
Nada de lo que haces da igual. Nada de lo que no haces da igual.
Vencerás cuando estés dispuesto a aceptar y juramentarte que jamás vivirás para el provecho de otros, ni le pedirás a otros que vivan para el tuyo.
A tu Salud!
Hasta el Año Próximo!
Que se cumplan y logren tus deseos y sueños!
LM™
"Sólo intenta encontrar
Tu espacio
Cuando a tu alrededor
Todo se estrecha
Los inmortales están
Bajo tierra
Y sus cenizas se perderán,
Como todo lo demás,
Sin dejar huella
Sólo intenta encontrar
Tu espacio
Cuando a tu alrededor
Todo se estrecha"
LobosMagazine 2018
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN