Las mejores costumbres de la Navidad, todas ellas, desde villancicos hasta árboles y decoraciones espectaculares, tienen su raíz en ideas y prácticas paganas.
Porque la Navidad…
El solsticio de invierno
La Navidad de los celtas y romanos
La Navidad, tal y como la conocemos hoy en día, se basa en la tradición religiosa del nacimiento de Jesús, la visita de los reyes magos y los milagros hechos por Santa Claus (San Nicolás).
Sin embargo, las fiestas navideñas sólo se empezaron a celebrar a partir de la Edad Media, y fueron los papas de aquella época quienes fijaron la fecha en el 25 de diciembre, precisamente para que los fieles prestasen menos atención a las fiestas paganas del solsticio de invierno y más a las celebraciones religiosas. Incluso el típico árbol de navidad tiene un origen celta. Esto es antes de nuestra era.
Cosas que ocurren durante el solsticio de invierno. Para nuestro Hemisferio Sur es el solsticio de verano:
El solsticio de invierno es el día más corto del año. Esto es así porque se trata del momento en que la tierra está más inclinada con respecto al sol, y por ello recibe menos luz.
Este momento era considerado por muchas culturas como inicio del año, y ese es el motivo de las celebraciones.
La Navidad es una exuberante muestra del ingenio humano, de la productividad capitalista, y del disfrute de la vida. Sin embargo, todo eso es condenado como “materialismo”; el significado real de la festividad, nos dicen, es un conjunto de cuentos navideños y de obligaciones altruistas,por ejemplo, amarás a tu prójimo, pero que nadie se toma muy en serio.
Es hora de quitarle el sentido religioso a la Navidad (de quitarle el *Christ* a Christmas), y convertir esta festividad en una celebración comercial egoísta, sin culpa, a favor de la razón y de este mundo. (Leonard Peikoff)
De hecho, la Navidad tal como se celebra hoy es un invento americano del siglo XIX. La libertad y la prosperidad de la post Guerra Civil norteamericana creó la nación más feliz de la historia. El resultado fue el deseo de celebrar, de deleitarse con los bienes y placeres de la vida en la tierra. La Navidad, que no fue declarada fiesta federal en USA hasta 1870, se convirtió en la principal expresión americana para este sentimiento.
Históricamente, los pueblos siempre han celebrado el solsticio de invierno como el momento en que los días comienzan a ser más largos, indicando que la tierra vuelve a la vida. Los antiguos romanos festejaban y se regocijaban durante el festival de Saturnalia. Los primeros cristianos condenaron estas celebraciones romanas, ellos estaban esperando el fin del mundo y sólo tenían desprecio para los placeres terrenales. Allá por el siglo IV, los paganos le estaban dando culto al dios del sol el día 25 de diciembre, y los cristianos tuvieron que tomar una decisión: si no puedes acabar con ellos, únete a ellos. Ellos alegaron, y contrariamente a los hechos conocidos, que esa fecha era el nacimiento de Jesús, y usurparon la celebración del solsticio para su Iglesia. Incluso después de que los cristianos robaran la Navidad, ellos mismos fueron ambivalentes sobre ella. La fiesta era en sí misma un festival en pro de y a favor de la renovación terrenal, pero los cristianos predicaban renuncia, sacrificio, y preocupación por el otro mundo, no por este. Como lo expresó Cotton Mather, un clérigo del siglo XVIII: “¿Puedes tú en conciencia pensar que nuestro Santo Salvador se siente honrado por la diversión?… ¿Hay que decir que en el nacimiento de nuestro Salvador… le dedicamos tiempo… a las acciones que tienen mucho más que ver con el infierno que con el cielo?”
Entonces llegaron los principales acontecimientos del capitalismo del siglo XIX: la industrialización, la urbanización, el triunfo de la ciencia, todo eso resultando en el transporte fácil, a la entrega de correo eficiente, a la publicación generalizada de libros y revistas, a nuevos inventos que hacían la vida cómoda y emocionante, al aumento de los empresarios que entendieron que la manera de obtener un beneficio es producir algo bueno y venderlo en el mercado de forma masiva.
Por primera vez, dar regalos se convirtió en una característica importante de la Navidad. Los primeros cristianos denunciaron el dar regalos como una práctica romana, y los puritanos lo llamaron algo diabólico. Pero los americanos no se sintieron disuadidos. Gracias al capitalismo había suficiente la riqueza para que los regalos fueran posibles, un gran sistema productivo para anunciarlos y hacerlos disponibles a bajo precio, y un país tan contento que los hombres querían acercarse a sus amigos y expresar su disfrute de la vida. Todo el país aceptó alegremente dar regalos en una escala sin precedentes.
Santa Claus es una invención completamente americana. Hubo un San Nicolás hace mucho tiempo en una frágil festividad vinculada a él (el 5 de diciembre). En 1822, un americano llamado Clement Clarke Moore escribió un poema sobre una visita de St. Nick (Papá Noël). Fue Moore, y otros neoyorquinos, quienes inventaron la apariencia física y la personalidad de St. Nick, y se les ocurrió la idea de que Santa Claus viajara la víspera de Navidad en un trineo tirado por renos, bajara por la chimenea, pusiera juguetes en las medias de los niños y después se volviera al Polo Norte.
Por supuesto, los puritanos denunciaron a Santa Claus como el Anti-Cristo, pues ponía a Jesús en segundo plano. Además, Santa Claus implícitamente rechazaba toda la ética cristiana. No denunciaba a los ricos y demandaba que se lo dieran todo a los pobres; al contrario, les daba regalos tanto a los niños ricos como a los pobres. Tampoco era Santa Claus un campeón de la misericordia cristiana o del amor incondicional; al contrario, representaba la justicia: Santa Claus sólo le trae regalos a los niños buenos, no a los malos.
Las mejores costumbres de la Navidad, todas ellas, desde villancicos hasta árboles y decoraciones espectaculares, tienen su raíz en ideas y prácticas paganas. Estas costumbres fueron muy amplificadas por la cultura americana, como el producto de la razón, la ciencia, los negocios, la mundanalidad y el egoísmo, es decir, la búsqueda de la felicidad.
La tragedia de América (toda) es que sus líderes intelectuales han intentado tradicionalmente sustituir la felicidad por la culpa, insistiendo que el sentido espiritual de la Navidad es la religión y el sacrificio de todo ser humano. Pero lo espiritual debe comenzar con el reconocimiento de la realidad. La vida requiere la razón, el egoísmo y lo que se conoce como capitalismo; eso es lo que la Navidad debería celebrar, y de hecho, bajo las apariencias, eso es exactamente lo que celebra. Es hora de quitarle el sentido religioso a la Navidad (de quitarle el Christ a Christmas), y convertir esta festividad en una celebración comercial egoísta, sin culpa, a favor de la razón y de este mundo. Ningún ser humano debe sentir culpa por buscar ser feliz.
Artículo de Leonard Peikoff, fundador del Ayn Rand Institute, y autor de The Ominous Parallels (Los Paralelismos Ominosos); de Objetivismo: La Filosofía de Ayn Rand; y de The DIM Hypothesis – Why the Lights of the West are going out.
LobosMagazine es un medio totalmente orientado al público, un espacio de libertad de opinión, análisis y debate donde los dogmas no existen, tampoco las imposiciones políticas ni de sectores religiosos de ningún tipo. Garantizar esta libertad de pensamiento depende de ustedes los lectores. Nos interesa salvaguardar las libertades necesarias para que en el panorama informativo y de opinión existan medios libres, que abran el debate y marquen una agenda de verdadero interés general. Este es un medio abierto. Nuestro compromiso es con la libertad.
“Caliente como el sol
Húmeda como la lluvia
Verde como las hojas
La vida es un juego
Estrellas en mi cabeza
Brillo de la luna brilla
Todo está bien
Y me siento bien”
LobosMagazine 2018
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN