Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, sería terrible. El hombre sabe lo que debe querer? Nunca. Porque sólo vive una vida que no puede comparar hacia atrás ni hacia adelante. Puede comprobar cuál de sus decisiones es la mejor? Tampoco. No se puede hacer ninguna comparación. Todo lo vive por primera vez y sin ensayo.
Lo difícil de lo simple… es simple y complejamente sencillo.
Lapiceras con colesterol
José Pepe Juliá
Madrugada del 4 de agosto de 2018
Carlos le contestó a Carla (leer antes cuento del 21 de julio)
Hola Carla.
Realmente me sorprendió encontrar tu nota en uno de los bolsillos de mi pantalón. Como espero que te sorprendas vos al descubrir mi nota mañana (o sea hoy), en el jogging con el que vas a correr al parque. Te cuento que a pesar de la turbulencia de los viernes en la que hay que cerrar planillas y balances en la oficina, sacrifiqué parte del almuerzo para que la lapicera me obedezca y escriba lo que le estoy dictando. A mí también me costó encontrar entre tantas, una que no tuviera colesterol como vos comentaste. Yo creo que es una venganza de ellas hacia nosotros por tratarlas con tanta indiferencia.
Es cierto eso que decís de mi letra cursiva. No la conoces. La dejé de usar cuando empecé la secundaria. Por practicidad o comodidad desde entonces escribo con letra de imprenta y en mayúsculas. Esa sí la conoces. Es la que lees cuando vamos al supermercado, porque soy el encargado de hacer la lista y vos de alimentar el changuito. Pero como verás, esta nota va con letra cursiva. Y al dibujarla sobre el papel me viene a la memoria los rezongos de la maestra de segundo grado que me cuestionaba la forma particular que tenía, y por lo visto sigo teniendo, de escribir la “o” con el rulo muy inclinado. Ella me decía: “Carlitos no logro descifrar si es una “o” agachada o es una “a” levantándose. Y ahora caigo que muy legible no es. Será por eso que la compañerita que se sentaba a dos bancos de distancia nunca me contestó la notita en la cual le preguntaba si quería ser mi novia. Te lo comento así al paso porque sé que no sos celosa.
Volviendo a lo nuestro Carla. Voy a seguir tu juego. Mañana cuando encuentres la nota. No, pará, pará. Esto de escribir un viernes al mediodía lo que vas a leer el sábado temprano me desubica en el tiempo. Voy de vuelta. Hoy cuando encuentres la nota, yo voy a estar durmiendo la mañana del sábado. Sabes que eso de salir a correr temprano no es algo que no me interese, sino que lo estoy dejando para más adelante. Te voy a dar los buenos días y seguiré soñando un rato más hasta que desayunemos cuando regreses. Me voy a hacer el desentendido si hoy por la noche(o sea ayer por la noche) cuando nos reencontremos no hayas hecho ninguna referencia a tu nota. No voy a comentarte nada sobre el tema. De esa manera mañana(o sea hoy) te sorprendo doblemente. Hace tanto que no escribo una carta que se me cruza el presente de escribirla con el futuro de tu lectura. Me gustaría cerrar esto que pretende ser una carta, dándole un matiz más romántico, algo que te mereces por lo que sos y por lo que pretendo que seamos juntos. Así que redoblo la apuesta y escribo como se escribiría en épocas pasadas:
Valorada Carla
De mi consideración
Le agradezco enormemente la deferencia que ha tenido usted de compartir todo este tiempo a mi lado. Sepa que este sentimiento es auténticamente recíproco y espero que se extienda en esta vida y, porque no, en la próxima también. Me tomo el atrevimiento de invitarla, no solo a desayunar en el día de la fecha, sino también a almorzar, merendar y para redondear una jornada inolvidable, a cenar a la luz de las velas, si usted así lo cree oportuno. Será mi humilde y honesta manera de retribuirle el amor que usted me expresa, no solo en sus actos, sino además en sus sentimientos. Si su respuesta es afirmativa, hágamelo saber de alguna forma y la estaré esperando, cafetera en mano y tostadas en pleno proceso de elaboración, para cumplir con la primera cita antes establecida. Si su respuesta es negativa, cosa que dudo en demasía, insistiré con la segunda opción cocinándole con total dedicación su plato favorito al mediodía.
Recuerde que esta epístola está siendo escrita a las 13 y 45 del viernes 3 de agosto y usted la estaría leyendo recién mañana (o sea hoy) sábado 4 de agosto casi de madrugada. Sin más y esperando una pronta respuesta. Su eternamente enamorado Carlos.
José Pepe Juliá
Los Cuentos de Pepe 2018
“… porque esas ansias de vivir
no caben en una canción,
porque la misma confusión
que sientes tú la siento yo
Porque no importa el porvenir,
creímos en el Rock´N Roll
Por eso estamos aquí
… equivocados o no”
Lobosmagazine2018