La Noche de San Juan
Que se celebra esta noche?
Recuerdos de la niñez aquí en el pueblo. Se esperaba la noche del 23 de junio para encender la fogata, que había costado, varios días armar y montar, tal vez semanas, para encender esa noche, y escuchar historias o percibir cosas que se venían transmitiendo en la gente quien sabe desde cuando… y estaban ahí.
Druidas Celtas, kouros griegos, antiguos romanos, guerreros aztecas, incas, bereberes… la celebración del solsticio de verano/invierno data del 5000 a.C. pero su historia es tan variada que es difícil conocer su procedencia.
El solsticio de verano y de invierno
Este es uno de los momentos más mágicos del año, cuando celebramos el Solsticio de Invierno en nuestra tierra en el Hemisferio Sur y el Solsticio de Verano en el Hemisferio Norte. La observación del Sol y el culto al fuego son tan antiguos como la humanidad. Los hombres de la prehistoria pronto comenzaron a darse cuenta de que, a partir de un determinado momento, el Sol perdía su fuerza y los días se hacían cada vez más cortos. Desconcertados, llegaron a temer que el astro rey no volvería a salir jamás, y la noche y el frío se cernieran sobre ellos para siempre. Fue por este motivo por el que se comenzaron a realizar los primeros rituales de adoración al Sol, las primeras fiestas de San Juan, bajo los nombres más variados y las lecturas más variopintas.
Antiguos Celtas, cristianos, kouros griegos, guerreros aztecas, incas, bereberes… la lista de pueblos que comenzaron a celebrar el solsticio de verano/invierno es infinita. Pero, ¿Cuál fue el primer pueblo? Aunque se tiende a decir que los primeros rituales aparecen alrededor del 5.000 a.C. y su origen se encuentra en los Celtas, lo cierto es que esto no se puede afirmar con total certeza, como en tantas otras cuestiones de antropología e historia.
De los Celtas a los Aztecas
En la cultura Celta, los druidas celebraban el “Alban Heruin” en el solsticio de verano, un ritual en el que se encendían grandes hogueras buscando la bendición para sus tierras y los frutos que debían dar, así como los buenos augurios para los enamorados y la fertilidad de las mujeres. Durante esta ceremonia sagrada, que ha dejado tras de sí una gran tradición musical e infinitas leyendas populares, los druidas invocaban a los elementos de la naturaleza, representados en animales como la salamandra o personajes mitológicos como el gnomo.
Los griegos entendían la fiesta del solsticio como una puerta de entrada del Sol a la dimensión del espíritu de los hombres. A esta puerta imaginaria la conocían como la “Puerta de los Hombres”, mientras que al solsticio de invierno los llamaban la “Puerta de los Dioses”.
En el antiguo México los aztecas realizaban no pocos rituales al culto solar y construían los monumentos más importantes teniendo en cuenta este día.
Los bereberes el 24 de junio en el norte de Marruecos y Argelia celebran desde hace siglos el “Ansara”. Igual que ocurre en España, encienden hogueras en las plazas de los pueblos y lugares que necesitan ser purificados, desde hace siglos.
Para la tradición hindú el solsticio de verano representa la vía de los ancestros, el “Pitri-Yana”, que conduce al interior de las personas, igual a la “Puerta de los Hombres” de los griegos.
La tradición cristiana celebra la famosa “Noche de San Juan” el paso del 23 al 24 de junio, en homenaje al nacimiento de Juan Bautista. En sus orígenes fue una adaptación del culto pagano a las enseñanzas de la Biblia, basadas en la gran hoguera que Zacarías encendió después de que naciera su hijo Juan y saltara por encima de las llamas recitando cánticos de alabanza a Dios para anunciar la buena nueva. Desde entonces se señaló la víspera del 24 de junio como la Noche de San Juan. La noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche “santa y sagrada” y de purificación, sin abandonar por ello su inmemorial aura mágica y pagana. La noche que se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Estábamos todos.
“… vamos que arriba mi calle se vistió de fiesta,
en la Noche de San Juan,
como comparten su pan,
su mujer y su gabán, gente de cien mil raleas…
y por una noche se olvidó que cada uno es cada cual…”
LobosMagazine 2018
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San Salvador de Lobos - Argentina