Rodolfo, llegado hace un par de meses, está dando los primeros pasos en Lobos...
Me peleé antes de…
José Pepe Juliá
La reunión de los viernes en lo de FERRARESE, en pleno corazón de LOBOS, se venía desarrollando normalmente. Si es que se puede catalogar de normal una conversación en la que cinco personas exponen al unísono sus puntos de vista. Nos encontramos arreglando displicentemente el desbarajuste en el Medio Oriente, tema planteado por José Luis, no sin antes solucionarle el problema de falta de gol al entrenador de turno de la Selección propuesto con lujos de detalles por mí. Ya habíamos corregido muy a pesar de algunos el rumbo económico del país con los conceptos financieros que expuso Adalberto. Cacho nos seguía descubriendo los secretos culinarios aprendidos en el arte de deambular entre ollas y sartenes gastronómicos. El Vasquito con su apego a las ciencias de la electricidad y a los relojes de las iglesias daba su cátedra de erudito en la materia. Estas reuniones tienen ese poder atrayente que se vuelve irresistible tan solo por el hecho de estar reunidos entre pocillos de café y ceniceros. Sabemos que los temas serán siempre los mismos y las diferencias serán semejantes pero eso no nos quita las ganas de volver viernes tras viernes. Cuando nos disponíamos a criticar el nuevo e irreverente vestuario masculino que proponen los modistas vanguardistas, imaginándonos cómo nos quedarían esas polleras y esos tacos que algún iluminado propone como moda varonil, apareció Rodolfo. Se asomó con un frondoso vendaje en la cabeza que abarcaba también parte de la cara no dejando lugar a dudas que tenía muy comprometido el ojo izquierdo. Parecía un recién salido de la primera sesión de vendaje para recibirse de momia. Tal es así que Adalberto se lo hizo notar al preguntarle cuantos metros más de venda necesitaría para recibirse de Tutankamon.
—Les puedo asegurar que es la última vez que me peleo con alguien y por algo—pudimos alcanzar a descifrar lo que trabajosamente dijo debido a la posición incómoda en la que habían quedado sus deformados labios.
Rodolfo, llegado hace un par de meses, está dando los primeros pasos en LOBOS y como todo aquel que empieza a caminar, se pega cada tanto sus buenos porrazos. De a poco se va adaptando a las costumbres mansas y tranquilas de una ciudad-pueblo. Se acopló al grupo un viernes lluvioso cuando ocupando solitario una mesa contigua a la nuestra nos pidió fuego para encender un cigarrillo. Y pregunta va, respuesta viene lo invitamos a compartir ese círculo casi cerrado que formamos los cinco. Desde entonces aporta con anécdotas vivenciales y para otra vuelta de café.
—Me peleé después de demostrarle en forma civilizada que era un mal entendido—balbuceó con dificultad.
— ¿Cómo le habrán quedado los nudillos al otro?— preguntó Cacho.
— ¿Conocemos al que te hizo la estética?— investigaba José Luis.
Nos contó a media lengua que ella (no quiso dar el nombre), nunca le confesó que estaba comprometida. El comprometido apareció de la nada y no le dio tiempo a dar las explicaciones que necesitaba el caso. Esta era la segunda vez que aparecía con signos de haber agotado las instancias “civilizadas” antes de arriesgar su físico. La primera fue el mes pasado cuando piropeó a Gabriela en forma grotesca, según ella. Rodolfo no sabía que Gabriela es una apasionada por el boxeo y entrena en el gimnasio de acá a la vuelta.
Le recordamos a Rodolfo que esta situación ya la había vivido, según nos comentó una noche, en aquella historia que lo tuvo como protagonista en un barrio de la Capital escapando por una puerta trasera cuando apareció el marido de una de sus conquistas.
Y él, sosteniéndose la pera para articular mejor las palabras, mirando hacia la nada, sentenció:
— ¡No, muchachos! Esa vez me escapé después de… sin ningún rasguño. Esta vez fue antes de… Y me dejaron sordo, me fisuraron el cráneo y me clausuraron un ojo…
José Pepe Juliá
Los Cuentos de Pepe 2018
... a esta hora
Pueblos blancos, calles empedradas
en el cielo una explosión dorada
... a esta hora
aparentemente inofensivo
es el árbol que cuida su nido
... a esta hora
al fin de cuentas ...
LobosMagazine
lobosmag.com