Ubicada en Agrelo, Luján de Cuyo, nos deleita con un menú de vinos y carnes orgánicas. Su dueño, un destacado músico suizo, ofrece los mismos productos en Mendoza que en su restaurante de Zürich.
Ojo de Agua es una bodega de vinos orgánica, propiedad del reconocido músico suizo Dieter Meier. Si bien este artista posee cientos de negocios en el mundo, eligió Mendoza para obtener vinos y Buenos Aires para producir carnes, ambos productos bajo la premisa de elaboración orgánica. De esta manera, exporta dos productos hacia los mercados más insólitos del mundo y curiosamente, en su restaurante de cocina argentina en Zürich se sirve la misma carne y el mismo vino que en el pequeño restaurante de la bodega de Agrelo.
La cocina pegada a la viña, a cargo del chef Jaime Baeza, ofrece un menú degustación que puede realizarse en tres o cuatro pasos, con una propuesta de cocina criolla y elaborada, despojada de tintes gourmet que continúa con el concepto orgánico de la bodega y la estancia bonaerense.
"El menú varía mucho según los productos estacionales y en función también de los vinos que hay en la bodega porque al ser una producción tan pequeña no siempre alcanzan" aclara el chef que sorprende siempre con platos diferentes.
El primer paso llega a la mesa: Bochette de Pollo con orejones de damasco secos, manzanas, cebollas y pimientos maridada con Ojo de Agua Cuvée. Luego la empanada de carne cortada a cuchillo con paprika y pimentón ahumado maridada con Puro Malbec, los cuales potencian conuntamente el picante de un producto meramente argentino.
El plato principal puede ser a elección y ofrecen tres opciones. Una de ellas es el ojo de chorizo maridado con Corte de Oro o Wine Selection que son vinos que tienen madera entre 18 y 24 meses en barrica, lo cual le aportan notas que destacan las especies en las carnes y se realzan las sales del Himalaya y la pimienta de la India mientras se juega con la estructura del vino.
Por otro lado es recomendable degustar el Malo, un vino que como su nombre lo indica es agresivo y busca el impacto. Algo que sin dudas lo logra maridándolo con una bondiola de cerdo. Un recomendado para aquellos que se arriesgan a sabores fuertes.
La tercera opción vegetariana y no por eso menos intensa, es el risotto de hongos acompañado con el corte compuesto de Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc.
El postre es una tentación a la vista y al paladar. Se trata de una mil hojas hecha con masa filo y un relleno de dulce de leche, chocolate y nueces, decorada con frambuesas y lavanda, sus sabores intensos funcionan bien con un corte Malbec Cabernet Sauvignon aunque algunos lo prefieren con un Torrontés, las dos opciones le sientan bien pero en paladar parecen postres completamente distintos.
También se puede optar por un menú de tres pasos y en plan picnic, disfrutarlo en la represa con la vista fabulosa de sus viñedos.