Jim Clark corrió en la época dorada de la Fórmula 1 siempre a bordo de un Lotus, bajo la permanente y atenta mirada de su mentor, el otro genio, Colin Chapman
Fotografía: Peter Windsor
Jim Clark, la leyenda... El Escocés Volador
Jim Clark, nació el 4 de marzo de 1936 en Kilmany, Escocia, UK y pierde la vida un 7 de abril de 1968 en el circuito de Hockenheim, Alemania. Campeón del Mundo de Fórmula 1 en 1963 y 1965; Sub Campeón en 1962 y tercero en 1964 y 1967.
Un fuera de serie, especial, único, dotado con un talento sin igual, brindó al mundo la oportunidad de apreciarlo en todo su esplendor. Y es sabido que aún tenía mucho más que dar, su talento al volante, fino, preciso, arrojado, demoledor. Un grande entre los más grandes, que se adelantó muy pronto. La leyenda del Escocés Volador.
Jim Clark corrió en la época dorada de la Fórmula 1 siempre a bordo de un Lotus, del genio Colin Chapman, hacía que aunque el auto o el motor no fueran los más veloces, con sus prodigiosas manos los hacía volar, en aquellas épocas las medidas de seguridad eran mínimas, los cascos abiertos, el roll bar más debajo de la cabeza del piloto, tanques de combustible rígidos; sí, los pilotos corrían desprotegidos, sin cinturones de seguridad y prácticamente medio cuerpo fuera del auto. Jim sobresalía de entre un nutrido grupo de nombres ilustres de aquella época que se batían en la pista y se jugaban la vida con tal de lograr lo más importante de sus vidas, ganar!
Los inicios de Jim son increíbles, a sus ya 22 años, jamás se había subido a un auto de carreras, un ascenso meteórico por su talento y velocidad, aún era granjero en 1955 y no tenía ni idea de las carreras de autos, no había salido nunca de su pueblo natal en Kilmany, Escocia donde criaba ovejas, hasta que su amigo Ian Scott Watson lo invita a trabajar en su taller reparando autos, todo empieza cuando al gran Jim lo invitan a ver una carrera de autos y queda perplejo y se despierta en él una gran pasión que lo llevaría más tarde a ser el mejor piloto de su época y uno de los más grandes de todos los tiempos.
De granjero a piloto de Fórmula 1. La necesidad de correr, inmensa, lo llevan por lo que tenía a mano, correr rallies; y el destino lo pone bajo la mirada de otro genio, Colin Chapman, el creador de Lotus. De ahí en más el ojo de Colin no le pierde pisada mientras Jim hacía experiencia al volante de un Fórmula 2 hasta que lo invita a competir para su equipo de Fórmula 1 en 1960, el Team Lotus, con el que siempre corrió y le fue fiel… hasta la muerte.
En 1962 al fin llega a su primer victoria en el ultra veloz Spa Francorchamps en Bélgica, y dos triunfos más en el British Grand Prix y en EEUU, terminando su temporada como Sub Campeón detrás de otro grande de la época, Graham Hill. Posteriormente gana magistralmente su primer Grand Prix en México, sin puntos, con un dominio total de la carrera; y recordando que en esa carrera pierde la vida Ricardo Rodríguez, piloto mexicano de la F1.
La Gloria le llega en 1963, gana así su primer campeonato del mundo de manera excepcional, donde de diez carraras de campeonato se impone en siete.
Ya por 1964 gana más carreras que nadie pero el Lotus carece de regularidad y es superado de la Ferrari de John Surtees que se lleva el campeonato y el BRM de Graham Hill, subcampeón.
Regresa en 1965 y gana su segundo Campeonato Mundial arrasando con una cosecha de seis victorias sobre diez del campeonato. Gana sus 500 Millas de Indianápolis, a bordo de un…Lotus, donde su genio mentor presenta en el óvalo de Indy por primera vez un auto con motor trasero, dominando la carrera bajo la fantástica conducción de Jim. A partir de ese año todos los autos “tipo fórmula” serían diseñados con el motor atrás, gran legado de Sir Colin Chpman.
El insaciable deseo de correr lo lleva a participar de la Fórmula Tasman, en Oceanía, con autos antiguos de Fórmula 1, y por supuesto Jim gana el campeonato con cinco triunfos.
Llega el 1968 y surge otra obra maestra del genio de Colin Chapman, el Lotus 49 equipado ahora con un Ford Cosworth, y ganan en el primer Grand Prix de la temporada en Holanda, de forma aplastante y van en busca del tricampeonato. Y, sí, el campeonato lo gana ese auto pero en manos de su compañero de equipo Graham Hill, el destino le tenía preparado otro camino, lo quería junto a otros Dioses del Olimpo… y se fue… corriendo, como llegó.
Y así en una carrera de invitado, de Fórmula 2 y sobre un Lotus, se va… en Hockenheim Alemania, un super veloz circuito, donde en una de sus curvas sale disparado de la pista, nada lo detiene… sólo el árbol que mata al piloto y parte en dos el auto, motor por un lado y monocasco por otro, el mismo Colin Chapman y su compañero y amigo Graham Hill recogen partes del auto. El efecto a nivel mundial fue terrible.
Jim Clark ha sido uno de los más grandes exponentes del automovilismo mundial. No era un piloto de pruebas, ni de desarrollo, él era un corredor nato que era más veloz que cualquiera en un auto “crudo”, sin poner a punto, al auto lo bajaban del remolque, él manejaba y sólo decía “está perfecto así déjenlo” y sin más ganaba la carrera al día siguiente.
Gran talento natural, fuera de serie, el siempre tímido e introvertido escocés. De haber aceptado la oferta de Ferrari, tal vez y sólo tal vez, en las malas épocas de Lotus, se podría estar hablando de un triple, tetra o hasta un quíntuple campeón del mundo; difícil es colocarlo en un lugar específico para saber qué lugar le corresponde entre los mejores del mundo. Con sólo 73 carreras de Grand Prix, tubo 25 triunfos, eso sólo habla de su impresionante efectividad, sólo superado por el gran Juan Manuel Fangio. Jim Clark, está en la élite de los cinco más grandes pilotos de toda la historia del automovilismo. Jim Clark, El Escocés Volador, El Indomable. Uno de los pocos ídolos de verdad.
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