La dirigencia política en su conjunto debe repudiar la violencia que irrumpió en el funcionamiento de una democracia.
Como no pudieron con los votos, eligieron la violencia
por Damián Arabia
Durante la última sesión del Congreso de la Nación, sectores del kirchnerismo, la izquierda y las mafias sindicales, impidieron por medio de la violencia que un poder del Estado pudiera funcionar.
Las bombas molotov, las gomeras, las piedras, los proyectiles y los fuegos prendidos alrededor del Palacio Legislativo nada tienen que ver con una legítima manifestación.
Es lisa y llanamente la violencia ejercida contra el corazón de la democracia y el templo del consenso, a través de grupos de presión.
Los aprietes de diputados de la oposición a bloques minoritarios, y sus dichos incitando a la violencia, representan lo más triste y reprochable de nuestra actual democracia. Los diputados de izquierda agradecían la manifestación pacífica, al tiempo que las piedras caían apenas a unos metros suyos. El diputado kirchnerista José Luis Gioja, decía que “por suerte la manifestación popular le está poniendo un freno al gobierno”, mientras un contenedor ardía a su lado. Los diputados Rossi y Kicillof (Fpv) celebraban que el Congreso no pudiera sesionar.
Cambiemos ganó las elecciones presidenciales en 2015 con el 34 % de los votos en primera vuelta para luego imponerse en el ballotage.
Esto hizo que conformara un bloque de 89 diputados en la cámara baja y 14 senadores en la cámara alta. En las pasadas elecciones legislativas, en este año, obtuvo un sorprendente 42 % de los votos, lo que lo ascendió a 107 bancas en diputados y 25 en el Senado. Cambiemos no tiene ni mayorías ni quorum propio, ni lo tendrá los próximos dos años.
Todas las leyes que se votaron y que se votarán no son posibles sino a través del diálogo y el consenso con las demás fuerzas políticas.
Buena parte de la izquierda y el kirchnerismo desprecian la democracia. La usaron, la utilizan, mientras las mayorías y los números se lo permitían. Cuando no pudieron con las urnas, eligieron una vez más la violencia. Sólo el imperio de la ley, igual para todos, puede garantizar los derechos y las libertades que le Estado de Derecho garantiza. La dirigencia política en su conjunto, debe repudiar la violencia que irrumpió en el funcionamiento de una democracia.
Marco Tulio Cicerón, jurista y filósofo romano, sentencio para la historia que la fuerza es el derecho de las bestias. Como no podían con los votos, eligieron como matones extorsivos impedir que se sesione.
Los argentinos no podemos volver a permitirnos tanta violencia.