Es el momento de cambios reales. Del cambio de principios y poltronas. De dejar atrás el permanente cambalache.
Vergonzoso Cambalache
No deja de resultar tremendamente chocante el desparpajo con el que aspirantes (y en ejercicio obviamente) a diputados, senadores, gobernadores, ministros, secretarios de estado, intendentes, concejales, y una larga lista de,…incluso pretendientes presidenciables también, de todo pelaje y condición hacen gala de la más absoluta de las ignorancias (cinismos, hipocresías y mala-lechismos solapados) Ahora que se nos viene encima el proceso electoral más largo y asfixiante que recuerdo, no está de más recordar lo poco “leídos” que son muchos de los que se presentan y la pereza mental que destilan cada vez que abren la boca. No hay ninguna duda que el electorado responda mejor a ideas-fuerza, eslóganes y frases chocantes pero sencillas, y que con ello ganen más votos. Lo que no es en absoluto imprescindible es que el andamiaje intelectual que las sustenta sea tan pobre, tan carente de lógica y tan falaz.
La diferencia entre Argentina y los argentinos no es siquiera sutil. Son dos cosas perfectamente distintas si entendemos Argentina como un estado-nación y los argentinos como personas que viven bajo sus reglas. Para lo que nos ocupa, estas son las definiciones más apropiadas puesto que no solo uno, sino aquellos se llenan la boca con la defensa de Argentina utilizan.
Esta Argentina, así entendida, no merece ninguna defensa, no debe ser objeto de protección ni debe estar por encima de los argentinos. Debe ser controlada. Las personas son lo que cuenta y no los Estados. Un estado-nación no es más que una de las múltiples formas que existen de organizar nuestra convivencia. Los Estados como hoy los entendemos nacen con la Paz de Westfalia de 1648, desarrollándose plenamente desde la Revolución Francesa. Anteriormente no existía la legalidad ligada al territorio y en una misma zona convivían distintas leyes, como convivieron distintas religiones o distintos señores feudales. Y eso se trasladó de alguna manera a estas tierras. Muchos imperios a lo largo de la Historia no eliminaron las leyes de los lugares que conquistaban y se compaginaban de diversas maneras.
Si como asumimos en nuestros días la Libertad individual, el Hombre y el desarrollo de sus proyectos vitales deben tomar el centro sobre el que giren las normas de convivencia, como así parece entenderse desde la Segunda Guerra Mundial, es necesario poner la ley al servicio del Hombre y no al contrario. La Constitución Argentina dice en su Preámbulo: “Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino….” De ninguna manera puede ser entendida de otra forma que como lo que es, una herramienta y nunca como un fin.
El asunto es que ya estamos a mitad de año, sin respiro de las histerias de estas pampas; y cuando al inicio del mismo, tal vez uno, o muchos o la gran mayoría, pensaba en tomarse con más soltura y calma todo esto, pero por otro lado uno no puede dejar de reiterar y asumir que esta “fiesta” de la democracia ya resulta tremendamente fastidiosa, indigesta, chabacana, patética. Cada vez más. Donde cada cual hará con su voto lo que quiera. Pero la puestita en escena de estos últimos tiempos no es asumible para nada, más bien vergonzante y vulgar; interfiriendo cada vez más en la vida privada de las personas, para mal. Y así, ya ven que todo cambia para que todo siga igual. Siempre con una tormenta perfecta en ciernes, siempre con “el mejor peor equipo” imaginable, siempre, ayer, antes de ayer, hoy y mañana; porque total el riesgo es de los ciudadanos contribuyentes. Y el soufle “juntos podemos cambiarla”, “frente a todos podemos hacerla”, “consensos para el consenso 2030” (debe ser el número de cuenta), y sigue la lista de ridículas identificaciones, que deben ser descarte de algún registro de nombres de murgas. Y tenemos a la vista que con cada acción nos demuestran que es la respuesta del sistema para mantener a ese sistema, haciendo parecer que va a cambiar el sistema. Pactarán a derecha e izquierda, no por un modo de definir ideologías, no, derecha e izquierda es “a dos manos”, según convenga, y hacer que se apuntala un bipartidismo; dos grandes nidos llenos de pichones hambrientos, muchos; desde los pedigüeños institucionales centenarios prolijitos, hasta los otros pedigüeños movimientistas sentimentales; y toda una larga cría de polluelos de incierta trazabilidad genética.
Mientras tanto seguiremos con las leyes distractivas, de “género y géneras”, las bicisendas cool ecológicas, la sustentabilidad de lo sustentable, el calentamiento del enfriamiento global, la inclusibilidad de las inclusiones, los derechos de las bacterias y otras cuestiones de las llamadas ideológicas, porque ahora todo es ideología. Pero saben qué, el mundo no se irá a la mierda. Desde que nacimos venimos escuchando estas cantinelas, De todo se sale. Salimos de la crisis del 2008, de la de 1998 al 2002, de la del 90, de la …. Siempre la culpa es del otro. Y saldremos de lo que venga. Saldremos de los saqueadores del Estado. Y a nadie importará los que se queden en el camino, que serán muchos. Pero muchos otros seguirán, seguiremos (espero) adelante.
Pero tengamos en cuenta que si en algo es eficaz el colectivismo es en retroalimentarse y para muestra bastan todos los botones que vemos, o sólo encienda la TV. No deja de ser interesante y pintoresco, llamativo, el aumento mayúsculo en el número de bandadas de pájaros, encerrados en sus jaulas y que se niegan a explorar el mundo exterior. Cabe alguna duda que la necesidad de libertad que se necesita en un mundo naturalmente individualista, (porque se trata de individuos) y de colaboración voluntaria exige responsabilidad y por lo tanto exige espíritu crítico y algo de sentido común, algo aunque sea; y esto puede parecer un esfuerzo sobrehumano para quien vive cómodo en su pequeña y estrecha, pero cómoda, prisión estatista. Y viene a la cabeza una maravillosa letra: “Wish you were here” escrita por David Gilmour y por Roger Waters (vaya… un estatista a pesar de todo eso)
“And did you exchange
A walk-on part in the war
For a lead role in a cage?”
“¿E intercambiaste
un papel de extra en la guerra,
por un papel de protagonista dentro de una jaula?”
Los ciudadanos reclaman al gobierno un sinnúmero de cuestiones que al gobierno jamás se le debió haber permitido resolver, resolver es un decir. Nadie quiere pararse un momento a estudiar el costo, económico y moral, que tiene cada armado rimbombante. Nadie lo hace y mucho menos que ya desde los colegios se criminaliza todo aquello que sea salirse de la norma.
Parece y es triste pero si no se hubieran salido de la norma Arquímedes, Galileo, Einstein, Bill Gates o Steve Jobs, sólo por poner algunos ejemplos, no habríamos bajado jamás de los árboles. Es que el progreso significa inexcusablemente salirse de los patrones establecidos, lo cual viene a ser todo lo contrario a quedarse sentado en la jaula, reclamando tus derechos sobre el asunto más trivial.
Es momento de cambios reales, cambio de principios y poltronas. Es tiempo de dejar el Cambalache atrás. Es tiempo de comenzar a defraudar al elector amaestrado, que una vez más se tragará sapos y ruedas de molino, y verá como le dejan las ilusiones… como una flor. Así es el vergonzoso Cambalache pre electoral y post electoral. Donde sabemos (espero) que a una pandilla de estatistas, tiene como alternativa otra todavía peor, por violenta. Así que seguiremos evolucionando, porque las “revoluciones” son demasiado peligrosas, casi siempre efervescentes pero inocuas. Y ya con el cuero un poco más curtido no nos creemos nada. Estamos con el estómago algo más delicado y sabemos lo que valen las cosas.
Así que...
así que te crees que puedes distinguir
el cielo del infierno.
Los cielos azules del dolor,
¿puedes distinguir un campo verde
de un frío riel de acero?
¿Hicieron que vendieras
tus héroes por fantasmas?
¿Una fría comodidad por (evitar) el cambio?
¿E intercambiaste
un papel de extra en la guerra,
por un papel de protagonista dentro de una jaula?
LobosMagazine 2019 LM™
EDITOR: JOSÉ LUIS SAN ROMÁN
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